
Este desplazamiento a Santiago de Compostela será, sin ninguna duda, el partido más comentado y recordado de los primeros años de la historía de SYMMACHIARII, fue una auténtica locura de viaje, que se venía fraguando desde que nos dimos cuenta de que nos íbamos a jugar la permanencia en la cercana capital gallega.
Os pongo en situación. Esa jornada se disputaba de viernes, algo que no recuerdo volvieran a ver mis ojos, todo porque al miércoles siguiente, el Madrid se jugaba la final de la Champions frente a la Juventus de Turín, a los que derrotarían con el recordado gol de Mijatovic, y como los madridistas necesitaban días de descanso ante tan trascendental partido, y como era la última jornada y se tenían que disputar todos los partidos con algo en juego a la vez, se decidió pasar la jornada al viernes. Nosotros nos jugábamos descender directamente, promocionar o salvarnos de toda quema, junto con el Mérida, Salamanca y el propio Compostela (mirar como estamos ahora esos 4 equipos).
En un principio, el Compos no nos quería enviar entradas, pero debido a la presión social de la afición oviedista y a la buena relación entre Prieto y Caneda, nos remitieron 500 entradas que se pusieron a la venta en las taquillas del viejo Tartiere un día por semana. A pesar de las promesas de Zubeldia de que nos iban a reservar 100 para SYMMACHIARII, nos tuvimos que poner como los demás a la cola, una cola enorme que ya había desde primera hora de la mañana, por lo que un buen número de miembros del grupo nos tuvimos que dar cita allí para conseguir una localidad para los 100 ultras que queríamos desplazarnos, teniéndos que colar y liar alguna para conseguir nuestro objetivo, el cual conseguimos no sin problemas, porque hasta la policía tuvo que hacer de acto de presencia para vigilar la cola, ya que varios aficionados los llamaron porque decían nos colábamos.
Los 100 ultras azules nos dividimos en 2 autocares, uno que salió a primera hora de la mañana y otro después de comer. En el primer bus iba la gente que durante toda la semana estuvo preparando el viaje para ir a enfrentarse con los ultras locales, tenían pensado liarla y a fe que lo hicieron, eso si, sin llegar a Santiago, ya que en la gasolinera de Jarrio donde hicieron una parada, se produjeron diversos robos y roturas de mobiliario, por lo que, tuvo que acudir la Guardia Civil, e identificar a todos los expedicionarios. El problema surgió porque el chófer, asustado como estaba, y dando una disculpa peregrina, se negó a llevarlos y dió media vuelta para Oviedo, dejando a los 50 oviedistas allí tirados.
Como de aquella no había móviles, los que salimos por la tarde teníamos noticias de que algo había pasado, pero no sabíamos el que, así que cuando llegamos a dicha gasolinera, intentamos recoger a los que allí estaban, pero no nos dejaron, por lo que decidimos bajarnos con ellos en solidaridad, a lo que respondió la Guardia Civil a toletazo limpio, y quedándose tan solo uno de los expedicionarios de la tarde con los de la mañana. Se hicieron diversas gestiones con el club y con la empresa de buses, contratada por el ayuntamiento que fue el que puso los buses gratis, pero al final, nada de nada, la gente tuvo que buscarse la vida como pudo, la mayoría en auto stop, otros se les cogió por el camino en el bus de la tarde, algunos haciéndose en buses públicos auténticos tours por Galicia y otros pocos, viendo el partido por tv y emprendiendo camino de vuelta hacía Oviedo sin pisar el Multiusos de San Lázaro.
Antes de llegar a Santiago, nos retuvo la UIP, para que nuestra llegada al estadio no coincidiera con la de los aficionados locales, aún así, llegamos justo a la hora del partido, produciéndose diversos incidentes en el parking sin demasiada relevancia, ya que los ultras locales ya estaban en el estadio y lo único que ocurrió fue algún incidente aislado con la policía.
Muy buen ambiente en la grada oviedista, muy buena animación durante todo el partido, dando todo un recital ante una afición tan inexperta en estos temas como la compostelana, pero a pesar de todo, caimos derrotados en un partido que resultó totalmente intrascendente, ya que el Salamanca ganó en el Nou Camp y se salvó y el Mérida perdió en Vigo y bajó, por lo que Compostela y Oviedo nos vimos abocados a jugar una promoción de la que nosotros saldríamos victoriosos frente a Las Palmas y los gallegos descenderían frente al Villarreal.
A la salida, más problemas, ya que el bus que quedaba, también tenía una luna rota que se produjo en la gaolinera cuando no nos dejaban bajar y la gente quería quedarse allí con los compañeros. Al final, 3 se subieron al bus de regreso para Oviedo y el resto, en solidaridad, nos quedamos con nuestros compañeros del bus de la mañana, ya que, o volviamos todos o no volvía ninguno, salvo los 3 ya mentados.
Horas y horas estuvimos apostados en el parking, siempre vigilados por la policía, ya que cuando salió el bus del Oviedo se le tiró de todo, la gente estaba muy mosqueada con los jugadores y se fue a por ellos. Mucho cachondeo allí y gracias a las negociaciones de los miembros de la directiva y a las gestiones de Caneda, 2 buses que puso el Compostela, uno de ellos el que transportaba normalmente a los juagdores gallegos, nos trajeron de regreso a Asturias, en un viaje ya mucho más tranquilo que el de ida.
Se que me quedan muchísimas cosas de este desplazamiento en el tintero, pero tampoco quiero hacer de este espacio una crónica exaustiva de cada partido, así que con esto vais servidos. Si alguno de los que fue quiere añadir algo (grada, incidentes, la gasolinera, conversaciones con Prieto, rotura de la luna, colleja al policía desde un bus urbano...), lo cual siempre es de agradecer, que lo haga y que se amplie la crónica.
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